Seguro, tú como yo, has escuchado desde pequeño que tenemos que ser este estereotipo de personas perfectas. Tenemos que ser mejor que los demás, tenemos que sacar las mejores calificaciones, tenemos que bailar mejor que la de a lado, tenemos que ser el mas goleador, el que mas pases atrape, la que pinte mejor, siempre buscamos ser más que los demás y no simplemente por ser mejores, si no porque creemos que hay que ser perfectos.
Nos hemos creído esta locura de que somos robots en búsqueda de siempre ser perfectos, de que no nos podemos equivocar. Tenemos pánico a los errores. ¿Cuántas veces hemos dejado de hacer cosas por miedo a equivocarnos, por miedo de que nos volteen a ver y nos señalen como esas «personas no perfectas?
Miles de veces hemos dejado de soñar con grandes cosas por miedo a no «lograr» esas expectativas de los demás. Vamos por la vida llenándonos de inseguridades mas que de seguridades. Nos vamos poniendo miles de etiquetas para satisfacer y sentirnos parte de. Pensamos que si no somos perfectos, no somos dignos de ser amados. No somos dignos de ser felices. No nos merecemos que nos pasen cosas buenas, porque no estamos en ese «estado de perfección» para merecernos nada. Y así se nos pasa la vida, sentados en esa banqueta de tristeza e inconformidad, esperando esa perfección que te tengo una noticia ¡NUNCA LLEGARÁ!
No nacimos para ser perfectos, solo perfectibles. Hoy te invito a dejar de lado esta locura de la perfección. Te invito a que hagas un alto en tu vida, te voltees a ver y veas lo grande que eres. No sigas esperando ser perfecto, solo busca siempre ser tu mejor versión.
PERFECTIBLE, no perfecta. 